Cake sin gluten de zanahoria & calabacín
El otro día, compartí en Instagram Stories un pequeño mensaje sobre las enfermedades autoinmunes y me sentí abrumada por la respuesta obtenida. Me escribísteis muchísimos sobre este tema, demostrando un gran interés, preocupación y generosidad al compartir vuestras vivencias conmigo. Tengo la sensación de que este tema es muy actual y las enfermedades autoinmunes tienen mucho peso en el mundo que estamos viviendo. En general no se conocen las causas, pero en mi opinión (es solo mi opinión) la mayoría de estas enfermedades tienen su origen en nuestro estado anímico y emocional, aunque pienso que siempre es un cúmulo de factores. La alimentación y nuestro entorno también juegan un papel muy importante.
Hace un año aproximadamente, compartía este post muy especial y muy personal sobre mi historia y relación con la comida. No siempre ha sido fácil, pero como siempre digo y me gusta contar, a día de hoy la comida ha vuelto a ser mi aliada y no mi enemiga.
Quizás si me tuviese que describir, me describiría como alguién «demasiado» sensible a quien todo le afecta demasiado, lo cual es malo y bueno creo. Nací un poco antes debido a una bacteria llamada listeriosis que, según mi kinesióloga, habría dejado huella en el ADN de mi sistema inmune, invirtiendo su mecanismo. Es decir «según mi sistema inmune, lo normal sería estar enferma». Desde pequeña, he sufrido de muchas molestias a nivel intestinal y digestivo (celiaquía e intestino permeable) como os contaba en el post del Golden Mylk Latte, a los 10 años aproximadamente empezé a tener vitíligo y hace unos meses empezé a tener un pitido en el oído, acompañado de crisis de vértigos y mareos.
Las crisis de vértigos por suerte han sido solamente dos (una muy fuerte que tuve en Perú) pero los mareos me acompañan a diario y hacen que sea todo un poco más difícil de llevar. Al parecer sería una enfermedad autoinmune del oído llamada Enfermedad de Menière que provoca una pérdida de audición (no recuperable), vértigos, mareos y un pitido en un solo oído. Puede parecer un poco decepcionante con lo «bien que me alimento» (como me comentó una persona), pero creo en este caso es más por un factor anímico / emocional, que por una cuestión de alimentación. Y es que mi sistema inmune parece no reaccionar bien a los cambios, épocas de estrés, ansiedad, etc. El estrés nos ayuda a adaptarnos a los cambios, pero cuando es excesivo y continuado puede facilitar o predisponer la aparición de ciertas enfermedades, ya que influye de manera negativa en nuestro sistema inmunológico; sistema que se encarga de defender a nuestro organismo de agentes patógenos y enfermedades. Todo esto, para deciros que al igual que es importante comer bien, de forma consciente y saludable, también es crucial el como enfocamos nuestras vidas, como nos cuidamos, el nivel de estrés…en fin, que por mucho que cuides tu alimentación, no te olvides de cuidarte a ti, tu interior, tu bienestar! Una cosa va unida de la mano de la otra. Aprender a distanciarse más de los problemas, aprender a ser un poquito menos sensible quizás y quizás a tener menos miedos…imagino que cada uno vivirá los cambios como sabe o puede, pero estamos aquí para estar bien y si tu cuerpo te da señales de que algo no va bien, escúchalo.
¿Y qué hago para cuidarme más, o eso intento? Mi alimentación ya la conoceís. Es 100% vegetariana, 90% orgánica, 100% de temporada (gracias FreeFood por enseñarme tanto), colorida, nutritiva y siempre muy apetecible, usando ingredientes lo más real posible. Mi alimentación es 95% libre de gluten (sabemos lo que hace el gluten en las enfermedades autoinmnunes) y no tomo leche de vaca, pero si como de vez en cuando queso de cabra u oveja, y yogures orgánicos de vaca.
Algunos alimentos que ayudarían a fortalecer nuestro sistema inmune serían: alimentos tradicionalmente fermentados como el kefir, el saeurkraut, yogurt, miso, kimchi y pepinillos. El aceite de coco es rico en ácido láurico, que se convierte en monolaurina en el cuerpo. La monolaurina es el compuesto real que se encuentra en la leche materna y que fortalece la inmunidad del bebé. Verduras locales y consumidas en crudo, para obtener los minerales, vitaminas, antioxidantes y enzimas que contienen. El ajo, la cúrcuma, el pollen y jengibre también forman parte de mi alimentación ya que tienen propiedades que permiten combatir las infecciones, las bacterias, los virus y los hongos. Frutas cítricas (ahora empieza la temporada) para un extra de vitamina C y frutos secos (nunca fritos ni salados), chocolate negro y estar siempre bien hidratatada. No saltarme NUNCA ninguna comida, y no comer nada de dulce (menos un poco de chocolate) por la tarde, a mi cuerpo no le funciona. Ahora tomo dos suplementos: Magnesio (para relajarme) y un extra de antioxidante-selenio. Y el otorrino me ha mandando ejercicios de relajación, que tengo que poner en práctica.
¡La receta! Quizás este cake no tiene mucho que ver con el contenido de este post, pero te aseguro que tienes muchos motivos por los cuales preparar este bizcocho. Porque lleva zanahorias y calabacín sutílmente escondidos y para todas las mamás es clave, porque es muy fácil de hacer y porque solo ensuciarás un bol, lo cual mola mucho. Se trata de un cake de zanahorias y calabacín, endulzado con azúcar de coco, se podría probar una versión endulzada con plátanos y/o dátiles para endulzarlo de forma natural. Es esponjoso, y este caso, le añadí unos trozos de chocolate negro porque según Elliot y Luis, un cake sin chocolate negro, no es un cake….
Aguanta unos 3 días, tapándolo con un trapo y puedes cortarlo en rodajas y calentarlas en una sartén.
Cake sin gluten de zanahoria y calabacín
2 zanahorias ralladas * (podrías usar restante de zumo de zanahoria, la pulpa restante)
1 calabacín rallado (sácale el líquido sobrante al rallarlo) *
*lo suyo es tener 2 cups / 500 ml de verduras ralladas
3 huevos orgánicos
1/3 cup / 80 ml. de aceite de oliva
1/2 cucharadita de canela en polvo
1/2 cucharadita de vainilla en polvo
2/3 cup / 145 g aprox. de azúcar de coco
1 cup / 100 g de harina de almendra
1 cup / 140 g (aprox.) de harina de arroz (o de espelta en su defecto)
1 cucharadita de levadura sin químicos
1/4 cucharadita de bicarbonato de sodio
pizca de sal
*70 gr de chocolate negro troceado
Precalienta el horno a 180ºC.
Unta un molde rectangular o redondo de unos 20 cm de diámetro.
En un bol, ralla las zanahorias y calabacín, y no te olvides de quitar el líquido sobrante de los calabacines al rallarlos.
Añade los 3 huevos y mezcla.
Añade el aceite de oliva, la canela, vainilla y azúcar de coco. Mezcla bien.
Añade la harina de almendra y de arroz, la levadura, bicarbonato de sodio y sal. Vuelve a mezclar. (Podrías añadir el chocolate negro troceado ahora.)
Vierte en el molde. Decora con el topping (receta más abajo*). Hornea unos 50-60 minutos.
Saca del horno, deja enfriar. Saca del molde y deja enfriar del todo.
Puedes decorar con, mezcla en un bol y decora con:
1 cucharada de azúcar de coco
3 cucharadas de copos de avena
1 cucharada de semillas de calabaza
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